JUGARSE POR LO ESENCIAL
Por Enrique Moreno Laval sscc
Un
amigo muy cercano me hace una consulta: me ofrecen dos trabajos, uno muy bueno,
ganando mucho más de lo que gano ahora, pero lejos de mi casa, a 500 kilómetros
de distancia; y otro tan bueno como el otro, aunque con menos plata, pero más
cerca de mi casa. ¿Qué me aconsejas? Este profesional, que surgió de la nada,
ha sabido aprovechar las ocasiones que Dios puso en su camino y ha llegado a
ser exitoso: tiene trabajo y dos empresas grandes se lo pelean. Aproveché la
misa del recién pasado domingo para consultarle a la gente sobre este caso:
¿qué piensan ustedes –les dije, qué debería aconsejar?
La
respuesta fue unánime y me gustó: que gane menos plata y esté más cerca de su
familia, el dinero no lo es todo; que no se deje tentar por tener más; la mucha
plata envanece y distrae de lo esencial; que ame a su familia y se juegue por
ello, y no por el poder y el prestigio; que aprenda de Jesús. Y precisamente
Jesús nos acababa de hablar en el evangelio de la observación que hizo cuando,
sentado cerca de la alcancía del templo, vio cómo los ricos echaban dinero del
que les sobraba y una pobre viuda tan solo echaba dos moneditas, que era todo
lo que tenía para vivir. Esta mujer dio mucho más que todos los demás, concluyó
el Señor.
Así
es Jesús, siempre nos indica lo esencial de la vida humana, nos lo recuerda
permanentemente para que no nos olvidemos, para que no nos dejemos engañar por
apariencias y pongamos el corazón en el único tesoro por
el que vale la pena vivir: el amor por los demás.
En la tarde del domingo,
volví a hablar con mi amigo. Le conté lo que me había pasado en la misa
celebrada con la comunidad en la capilla. Quedó muy impresionado. Cuando me fui
de su casa, ya estaba sentado frente a su computador respondiendo que prefería
menos dinero y más amor cercano y concreto.
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