10 de octubre de 2012

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

EL SERVICIO DEL DIACONADO
Por Enrique Moreno Laval sscc

El pasado sábado 6 de octubre, nuestro templo parroquial fue sede de la ordenación diaconaldel religioso de los Sagrados Corazones, Rodrigo Quiroz. Nacido en Viña del Mar, hace 32 años, Rodrigo ingresó hace nueve años a la Congregación mientras estudiaba la carrera de profesor de educación básica, la que concluyó siendo ya religioso. Cuando terminaba sus estudios eclesiásticos en la facultad de teología de la Universidad Católica, se integró al trabajo de la pastoral juvenil en nuestra parroquia de San Pedro y San Pablo. Su diaconado tiene la característica de ser “en tránsito”, es decir, es por un tiempo, mientras se prepara para recibir finalmente el presbiterado o sacerdocio, seguramente durante el primer semestre de 2013.

El diaconado es un ministerio de servicio. La misma palabra lo dice: diaconado (en griego, diakonía) significa precisamente eso, servicio. Las primeras iglesias cristianas instituyeron este ministerio para acompañar a la comunidad en el servicio de la solidaridad y en el servicio de la Palabra. Y esto es lo que debe seguir distinguiendo tanto a los diáconos permanentes como a los diáconos en tránsito. Pero el servicio es también una característica propia de todo seguidor de Jesús. El mismo Jesús decía: “No he venido a ser servido sino a servir”. Y agregaba: “Si alguno de ustedes pretende ser el mayor, que se haga el menor y el servidor de todos”.

No  es fácil hoy día ponerse voluntariamente al servicio de otro. Nuestra cultura más bien nos empuja a buscar el poder y a ejercerlo con autoritarismo y dominación. Es el camino contrario al enseñado y vivido por Jesús. El ansia de poder trastoca la verdad de las relaciones humanas y las distorsiona. De esta distorsión brotan los conflictos familiares y sociales, e incluso las pequeñas y grandes guerras. Nuestra Iglesia no está exenta de esta contaminación del poder y lo sabemos dolorosamente.
 
Tener un nuevo diácono en nuestra comunidad parroquial puede recordarnos la importancia del servicio, para que no busquemos otra cosa que servir, con generosidad y sin descanso, especialmente a aquellos que son los más necesitados de una mano hermana y amiga que les permita ponerse de pie y caminar dignamente como seres humanos. Entonces la palabra de Jesús habrá caído en buena tierra y estará más cerca el día en que todos y todas compartamos en igualdad el buen fruto.

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