Por
Enrique Moreno Laval sscc
Tal vez pocos supieran en nuestra parroquia de
la existencia del cardenal italiano Carlo Maria Martini. A los 85 años de edad
acaba de fallecer en Milán, donde fue arzobispo hasta 2005. Fue un hombre
extraordinario. Sacerdote jesuita, dedicó gran parte de su vida al estudio y a
la enseñanza de la Biblia. Cuando se pensaba que iba a ser el superior general
de los jesuitas en el mundo, fue nombrado sorpresivamente como arzobispo de
Milán. Tiempo después sería hecho cardenal. Muchos que valoraban sus
condiciones de creyente y de hombre inteligente y abierto al mundo de hoy, han
dicho con pesar: “Nos perdimos un gran Papa”. Quienes nunca lo eligieron quizás
le tuvieron miedo a ese espíritu abierto y progresista de Martini.
Decía el cardenal Carlo Maria Martini en sus
últimos años: “Quisiera que mi tarea fuera siempre hablar sobre Jesús. Sé bien
que, al hablar de él, hablaría siempre de los hombres y mujeres de nuestro
tiempo, y sobre todo, de los pobres, de los pequeños, de los excluidos de la
historia”. Agregaba: “Jesús lucharía contra los actuales responsables de la
Iglesia y les recordaría que su tarea abarca el mundo entero”. Señalaba
también: “A mí me impresiona el hecho de que Jesús pregunte: El hijo del hombre, cuando venga,
¿encontrará fe en la tierra? No pregunta: ¿Encontraré una Iglesia grande y
bien organizada? Sabe valorar también una Iglesia exigua y pequeña, que tiene
una fe fuerte y actúa según ella. No debemos hacernos dependientes de los
números y de los éxitos. Así seremos mucho más libres para seguir la llamada de
Jesús”.
Son innumerables las citas
de Martini que empezamos a recordar a la hora de su partida. Es que lo
empezamos a echar de menos. Necesitamos más pastores que tengan un temple como
el suyo y que, con genuina libertad, se jueguen la vida por Jesús y su Evangelio.
Lo pedimos hoy, con renovada urgencia.
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