MEMORIA DEL PADRE
ESTEBAN
Por Enrique Moreno
Laval sscc
En esta semana, que
comienza el lunes 27 de agosto, estaremos haciendo memoria día tras día de
nuestro querido padre Esteban Gumucio. Estamos en la semana que precede a un
nuevo aniversario de su nacimiento (98 años, el 3 de septiembre) y queremos
recordarlo de muchas maneras y con gente muy variada. Diversas comisiones han
venido trabajando para honrar su memoria en torno a las artes, a la familia, a
la acción social, a los ancianos, a los niños y los jóvenes. El domingo 2 de
septiembre daremos gracias por su vida en la eucaristía dominical de las 12:00
horas en nuestra sede parroquial.
El padre Esteban nos
marcó a muchos con su testimonio de hombre de Dios, centrado en Jesús,
derramando bondad, comprensión y compasión, a cuanto ser humano encontró en el
camino. Jamás hizo diferencias con nadie, a todos acogió en la riqueza de la
diversidad de cada uno, a todos nos animó a creer más en el ser humano,
confiados en aquella fuerza que nos viene de aquel en quien hemos puesto
nuestra fe, nuestra confianza: Jesús. De hecho, su paso en medio de nosotros ha
sido como el paso del mismo Jesús por nuestras calles y pasajes, por nuestros
paseos y plazas, por nuestras casas y sedes sociales. Por cada una de nuestras
comunidades, las que fueron naciendo en el tiempo motivadas por ese primer
empuje que el padre Esteban nos entregó.
La presencia de su
cuerpo en nuestra sede parroquial, desde 2008, lo consideramos una bendición
para todos nosotros y, a la vez, un signo del compromiso que debemos renovar
cada día como discípulos de Jesús y misioneros de su Evangelio. Me cuento entre
los que a menudo visitamos su sepultura para detenernos un rato y “conversar”
con él nuestras penas, nuestras preocupaciones, nuestros sueños, nuestras
esperanzas. Y debo decirlo: ¡nos hace tanto bien!
La tarea sigue. ¿Cómo hacer de nuestra
parroquia, efectivamente, una comunidad de “misioneros con Cristo en la vida
del pueblo”? Los que ya somos agentes pastorales en ella, renovando nuestro
compromiso desde la raíz misma del corazón. Los que estuvieron cerca y hoy
están lejos, preguntándose a fondo si no ha llegado la hora del retorno a casa
para sumar y servir. Los que no están, exigiéndonos a los que estamos un
testimonio coherente en la tarea común por construir un mundo más humano para
todos. Es lo que nos diría hoy el propio padre Esteban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario