23 de abril de 2012

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

SER TESTIGOS
Por Enrique Moreno Laval sscc

Para ser testigo de algo o de alguien, hay que haber “visto y oído”, haber estado allí en el lugar de los hechos, o haber experimentado personalmente la presencia de alguien, o vivido “en vivo y en directo” alguna situación… Solo así uno puede presentarse como un testigo veraz.
Sin embargo existen testigos falsos. Los tribunales están llenos de testigos mentirosos, muchos de ellos “profesionalizados”, que reciben pago por simular ante los jueces.
Jesús decía en el evangelio que leíamos ayer domingo: “Ustedes son testigos de todo esto”. ¿Todo esto? ¿Qué es “todo esto”? Ni más ni menos que la vida entera de Jesús, especialmente significativa en su muerte, como signo de su entrega hasta las últimas consecuencias; ni más ni menos que su resurrección como signo inequívoco que siempre el amor entregado será más fuerte que la muerte.
¿Cómo nosotros hoy día podemos hacernos verdaderos testigos, coherentes, consecuentes, de “todo esto”? Ocurre que no hemos estado físicamente con Jesús, no lo hemos visto en persona, no lo hemos oído, no hemos comido con él como lo hicieron los primeros discípulos. Pero hemos creído sin haber visto. Le hemos creído a ese primer grupo de seguidores de Jesús, hemos hecho nuestra su experiencia y nos hemos atrevido a seguirlo hoy, en nuestros días, a nuestra manera, exigidos por estos tiempos y sus desafíos, pero esforzándonos por no perder nada de lo esencial de lo que hemos recibido.

Alguien ha dicho con razón: “El mundo está cansado de declaraciones y discursos; lo que necesita son testigos”. Verdaderos, por supuesto, y no testigos falsos. ¿Podríamos intentarlo de nuevo?

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