SAN PEDRO Y SAN PABLO Y EL CONCILIO
Por Enrique
Moreno Laval sscc
En este año 2012
se estarán cumpliendo 50 años desde el inicio del Concilio Vaticano II, en
1962. El mismo año del “mundial”, ¿se acuerdan? Desde 1958 era papa Juan XXIII,
quien había sucedido a Pío XII. En 1959 se le ocurrió al papa Juan esta bendita
idea de poner a la Iglesia universal “en estado de Concilio”. Es decir, en
situación de búsqueda inquieta de su verdadera razón de ser en el mundo a
partir de su fe en Jesús, el Señor. “Abramos las ventanas de la Iglesia para
que entre aire fresco” –dijo el mismo papa graficando así la necesidad de
airear el interior de la comunidad eclesial. Finalmente, después de un par de
años de preparación, el Concilio fue inaugurado en 1962. El papa Juan falleció
en 1963 y fue su sucesor, el papa Pablo VI, que dio conclusión al Concilio
Vaticano II en 1965.
Nuestra
parroquia San Pedro y San Pablo es hija de ese Concilio. Nació entre lo que hoy
son las comunas de La Granja y San Joaquín mientras este acontecimiento se
desarrollaba en Roma. Su fundador, el padre Esteban Gumucio (su “acompañante”,
prefería decir él), fue un hijo de ese Concilio, de un Concilio que se venía
preparando desde mucho antes, a través de una práctica pastoral que poco a poco
se iba atreviendo a desafiar las antiguas formas y de un pensamiento teológico
que se vio confirmado en los documentos conciliares.
Algunos aspectos
relevantes de ese Concilio fueron: el concepto de que todos somos Iglesia, la
importancia de la Palabra de Dios en la vida eclesial, la centralidad de la
persona de Jesús, la celebración de la fe en las lenguas de cada pueblo y en
concordancia con su cultura, y el servicio que la Iglesia debe ofrecer al mundo
con especial privilegio para los pobres y oprimidos por cualquier causa.
Pienso que
muchos estarán de acuerdo conmigo en que todo eso lo vivió de ejemplar manera
nuestro querido padre Esteban y que, de hecho, él fue el Concilio mismo hecho
vida en medio de nosotros. De ese creativo servicio suyo venimos viviendo en
nuestra querida parroquia desde hace casi 50 años, y estamos agradecidos. Sólo
nos queda profundizar en el día a día este legado y hacer de él una tarea
diaria llena de fidelidad y creatividad.
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