Por Enrique Moreno Laval sscc
El próximo jueves 15 de diciembre se
cumplirán dos años de la muerte de nuestro querido hermano Ronaldo Muñoz. Lo
recordaremos con sencillez, tal como a él le gustaban las cosas. Lo
extrañaremos de corazón, tal como nosotros necesitamos recordarlo. Ronaldo fue
un hombre entrañable, un testigo ejemplar, un seguidor de Jesús a total
cabalidad. Cuántas veces, mirarlo a él, observarlo en sus costumbres cotidianas,
seguirlo en su pensamiento lúcido, escucharlo hablar de Jesús y del evangelio
nos hizo tanto bien.
Por cierto lo echamos de menos y mucho.
Varias de nuestras comunidades fueron marcadas por su sello, especialmente
María de la Esperanza en la población Malaquías Concha y María de Guadalupe en
la población Yungay. Su delgada figura, su sonrisa amable, su agudo sentido del
humor, su severidad para denunciar la injusticia, todo eso ha quedado tan
grabado en nosotros como sus bluyines gastados, su morral al hombro o su letra
caligráfica, perfecta.
Pero no podríamos quedarnos sumergidos en los
recuerdos. Recordar a Ronaldo Muñoz debe ser hoy día asumir una causa, hacer
algo importante por ese proyecto de Dios que él abrazó con pasión y seguir a
Jesús con un amor y una perseverancia inquebrantables. Si algo nos dejó Ronaldo
fue precisamente eso: un paciente testimonio de que con pocas cosas, con
escasos recursos, pero con un enorme corazón, se puede hacer mucho, se puede
transformar el mundo.
Ronaldo será siempre para nosotros como un
espejo que dejará al descubierto lo que somos o lo que no somos. Su vida nos
seguirá interpelando. Sobre todo nos continuará invitando a dar cada día un
poco más.
recordará especialmente a ronaldo muñoz sscc, en la eucaristía del jueves 15 de diciembre de 2012,
a las 20:00 en la sede parroquial.
1 comentario:
Ronaldo, quizás, fue la inteligencia más lúcida de la Iglesia del siglo XX. Y tengo la impresión que de la sociedad chilena. Sus construcciones verbales de exégeta avezado y su meditación documentada del evangelio, lo transforman en un profeta enamorado de Jesús y catequizado por el mundo de los pobres. Su testimonio de vida y su coherencia vivificante, nos hacen falta ahora más que nunca. Alfo del cielo perdimos con su ausencia.
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