19 de diciembre de 2011

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

LA CERCANÍA DE DIOS
Por Enrique Moreno Laval sscc

Hoy en día, hay mucha gente a quien Dios no le interesa. Más personas que las que uno piensa, lo sienten así. No están “ni ahí” con Dios, y menos aún con aquellos que decimos representar de alguna manera la creencia en este Dios. Es una pena, pero es verdad. Están lejos de Dios.

En muy pocos días, volveremos a celebrar Navidad. Y la Navidad significa precisamente la cercanía de Dios. En ese Jesús, en ese niño que se nos ha dado, en ese hijo que nos ha nacido, está concentrada toda la bondad de Dios que se ha acercado al género humano, para animarnos a vivir con intensa fraternidad nuestra humanidad. ¿Cómo comunicar al mundo de hoy esta buena noticia que a nosotros los creyentes nos llena de confianza y de gozo? ¿Creerá la gente que Dios está con nosotros en Jesús? ¿Se convencerán de que es verdad? ¿Sentirán que realmente disfrutamos en él la cercanía de Dios?.

Es grande el desafío que nos plantea cada Navidad. Más todavía, cuando tenemos que asumirlo en medio de una cultura que ha ido vaciando Navidad de su sentido original, transformando esta fiesta en un encuentro festivo de carácter social, donde la cercanía de los regalos, de las cosas, ha ido usurpando la cercanía de Dios. Pero es tiempo, “siempre es tiempo”, decía el padre Esteban Gumucio. Tan solo hace falta que nosotros los cristianos, los que estemos de veras convencidos de Jesús, nos decidamos a ponerlo a disposición de todos, especialmente de aquellos que están lejos; y de los que se sienten alejados, quizás por culpa nuestra. ¿Si hiciéramos de la Navidad “la fiesta de los que se sienten lejos”? Lo escribía así José Antonio Pagola, un apreciado teólogo de nuestro tiempo.

Acudamos a lo mejor de nosotros. A esa reserva de humanidad que está en el interior de cada uno, disponible para ser presentada como la mejor oferta de bondad para los demás en esta noche de Navidad que se aproxima. Bastará con seamos mejores personas. Entonces, tan solo entonces, la habremos celebrado con verdad.

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