22 de noviembre de 2011

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

A UN MES DE LA NAVIDAD…
Por Enrique Moreno Laval sscc

Prácticamente, estamos a un mes de la celebración de una nueva Navidad. De aquel día en que los cristianos recordamos simbólicamente el nacimiento de Jesús de Nazaret. Para nosotros los creyentes, “nuestro Señor”. De verdad, tan sólo en él quisiéramos centrar nuestra vida para pensar como él, sentir como él, amar como él, vivir como él. Pero nos cuesta. No nos resulta fácil. Hay dificultades que surgen desde el interior de nosotros mismos; y otras, desde el mundo exterior que nos rodea.


Ya ha aparecido en las propagandas comerciales habituales, y seguirá haciéndolo con mayor frecuencia, esa figura regordeta, abrigada de rojo y blanco, de sonrisa artificial y risa estrepitosa del Viejo Pascuero. Alguien escribió un día en un muro callejero: “El viejo pascuero es la venganza de los mercaderes del templo”. Por cierto, encontré muy ingeniosa esta alusión a la expulsión que hace Jesús de aquellos comerciantes que habían convertido el templo de Dios, aquella “casa de oración” para todos los pueblos, en una “cueva de ladrones”. Claro: esos mercaderes no se habrían quedado tranquilos y, con el tiempo, habrían inventado al “pascuero” como dulce venganza. Resultado: la fiesta de Navidad se ha ido convirtiendo cada vez más en ocasión de comercio y cada vez menos en oportunidad de renovar nuestra memoria comprometida con Jesús.


Pensemos positivo. Aún estamos a tiempo de darle un giro verdadero a esta Navidad de 2011. Entremos en campaña, empezando por nuestras propias familias, siguiendo con nuestras comunidades de base a través de sus grupos, reuniones y celebraciones. No perdamos ni un poco de tiempo, ni un pedazo de espacio, para rescatar el sentido de la Navidad como recuerdo apasionado por Jesús y por ese proyecto suyo que nos trajo de parte de Dios. La clave de todo la escuchábamos en el evangelio de ayer domingo y se relaciona directamente con los que tienen hambre o sed, con los que no tienen abrigo o techo, con los que están enfermos y encarcelados. ¿Tuvimos compasión con ellos? ¿No la tuvimos? Nunca olvidemos que cada día somos examinados, y este examen tiene una sola pregunta, la única que importa: ¿amaste hoy?

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