5 de septiembre de 2011

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

¿Para qué, Señor, todo esto?

Por Enrique Moreno Laval sscc

Nos vuelve a conmover un hecho noticioso de nivel nacional. Un acontecimiento doloroso que estrictamente es una “réplica” de aquel 27 de febrero que no olvidamos. Y es así, porque el viaje de los 21 al archipiélago Juan Fernández tenía directa relación con aquel terremoto y maremoto que azotó a esas islas y que nuestros compatriotas estaban remediando con su generoso servicio.

¿Lo quiso Dios así? Pero ¿cómo podría querer Dios algo así, el sufrimiento y la muerte violenta de sus hijos e hijas? ¿Dios lo permitió entonces para probarnos? Pero ¿cómo se le puede ocurrir a alguien que un padre quisiera probar a los suyos de una manera tan trágica? ¿Estaba así dispuesto desde siempre por la providencia de Dios? Pero ¿cómo podemos imaginar siquiera que Dios pudiese pensar en una situación de tan dramáticas consecuencias?

Tenemos que quitar de nuestra mente y de nuestro corazón aquellas expresiones que, simulando piedad, resultan ser tan lejanas de lo que Dios es y quiere para nosotros. Si queremos preguntarnos por qué ocurrió un accidente como el del 2 de septiembre, su respuesta la encontraremos en fenómenos de la naturaleza (el fuerte viento de aquella tarde) o en las condiciones del avión (frágil para una situación como esa) o en alguna falla humana (error de conducción de los pilotos); pero no busquemos dicha respuesta en Dios.

A Dios hay que preguntarle: ¿para qué, Señor, para qué nos puede servir todo esto? Y la respuesta brotará de inmediato: para que aprendamos que por una causa justa vale la pena arriesgar la vida, para que sepamos que mucha gente que pasa por nuestras vidas es gente buena que deja huellas de verdadera humanidad, para que llamados por el dolor volvamos a unirnos en el amor, para que concluyamos que a pesar de todo la vida tiene que seguir siendo entregada día tras día.

Para que pongamos toda nuestra confianza en nuestro Dios y Padre, como nos enseñó Jesús. Alguien dijo: “Jesús no nos prometió días sin dolor, pero prometió darnos la fuerza para cada uno de esos días”. Este es nuestro Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario