Una Santa Semana Por Enrique Moreno Laval sscc
Ayer domingo de Ramos, hemos dado comienzo a la semana santa de 2011. Por un año más hemos comprobado la popularidad de esta fiesta, a partir de la alta asistencia de personas a la celebración religiosa. He tenido ecos de la hermosa celebración en la plaza en María de Guadalupe, de las dos celebraciones en la sede parroquial a templo lleno, de la gente que no logró entrar en María de la Esperanza, de las celebraciones igualmente festivas en Padre Damián, San Esteban y Cristo Resucitado, en la tarde de ayer. Nuestra parroquia toda vibró ayer con el domingo de Ramos.
¿Cómo garantizar que todo esto no sea tan sólo un entusiasmo pasajero? No nos puede pasar lo mismo que les ocurrió a los habitantes de Jerusalén, que un día estaban celebrando a Jesús y otro día estaban sentenciando su condena: “¡crucifíquenlo”!
Tenemos que generar un compromiso personal y comunitario con ese Jesús crucificado y resucitado, que sea verdadero y permanente. No podemos decir hoy día sí y mañana no. Nuestro mundo está cansado de cristianos a medias, ya no quiere más creyentes mediocres, necesita seguidores de Jesús que sepan amar como él amó: hasta las últimas consecuencias. Sabemos que la penúltima consecuencia será la muerte, pero la última será la resurrección: una nueva y plena que ni siquiera podemos imaginar.
Las personas que aman de esta manera a Dios y a sus hermanos son las que valen la pena, las imprescindibles, las que dejan una huella que nadie jamás podrá borrar, porque el amor verdadero nunca muere. Sólo así podremos conseguir que esta semana santa sea una santa semana.
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