MENSAJE "ESPECIAL".

HA FLORECIDO ATACAMA

Por Enrique Moreno Laval sscc

El rescate ha terminado. La emoción continúa y continuará. Nos hemos quedado maravillados con un acontecimiento que ha sido para Chile y para el mundo un símbolo tremendo. Un símbolo de lo que puede hacer un grupo humano, cuando no sólo se organiza y consigue planificar su acción, sino que entra en una dinámica de comunión profunda en vistas de lo más precioso que tenemos en nuestras manos: la vida humana.

Una sola vida humana vale todo el oro del mundo. Y cuidarla, salvarla, protegerla, defenderla, es lo más humano que podemos hacer en nuestro breve paso por esta tierra. Para conseguirlo, no tienen sentido las diferencias odiosas ni las diversidades que desintegran; sólo tienen sentido las que integran y se complementan. Cuando lo logramos, somos capaces de grandes cosas, de hazañas maravillosas, de esas que llamamos “milagro”. Es lo que ocurrió en Atacama gracias a esa comunión que dejó de lado intereses personales o de grupo y supo sumar cualquier esfuerzo destinado a recuperar esas 33 vidas desde las entrañas mismas de la montaña.

Queda por estudiar a fondo el por qué se pusieron en tan dramático riesgo las vidas de estos 33 mineros. ¿Negligencia? ¿Indolencia? ¿Mayor interés por el lucro fácil que por la vida de las personas? Ha llegado la hora de empezar un análisis serio y preciso que no sólo concluya con sanciones legales sobre los responsables sino, sobre todo, con medidas de seguridad laboral de la más estricta observancia.

La experiencia ha sido finalmente hermosa, pero pudo haber sido dramática. Con los 33 de Atacama el desierto ha florecido, pero pudo haberse convertido en un cementerio. “Nunca más algo así” –señaló uno de los mineros rescatados. Y, al decirlo, centró el debate en lo que, a partir de hora, deberá ser lo más importante: dinero fácil o personas seguras. Jesús lo dijo con meridiana claridad: Dios o el dinero, porque no se puede servir a dos señores. No se puede.