4 de octubre de 2010

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

Servidores prescindibles

Por Enrique Moreno Laval sscc

El pasado sábado 2 de octubre se cumplieron cinco meses del fallecimiento de uno de los queridos sacerdotes que han pasado por nuestra parroquia San Pedro y San Pablo, dejando tantas huellas: Miguel Esteban Macaya Montero. Fue nuestro párroco, por 6 años, entre 1988 y 1994; y volvió a servir en la parroquia cuando, diagnosticado ya su cáncer de páncreas, vivió con nosotros desde octubre de 2008 hasta el 2 de mayo de 2010, día de su muerte. Ciertamente, no lo hemos olvidado.

Un particular recuerdo suyo surgió en mí ayer domingo 3, cuando el texto del evangelio de Lucas nos traía esta palabras de Jesús: “Digan ustedes: somos simples servidores, no hemos hecho sino lo que teníamos que hacer” (Lucas 17, 10). A Miguel le gustaba mucho repetir esta frase de Jesús. Tomando una traducción más antigua que hablaba de “somos siervos inútiles”, Miguel, tomando en cuenta una versión de nuestro profesor de Biblia Beltrán Villegas, explicaba: “No se trata de que seamos inútiles, sino siervos útiles, pero prescindibles”. Y subrayaba la palabra “prescindibles”.

Para Miguel, no era esto una simple observación de lenguaje sino un lema de vida que llevó a la práctica hasta el final. Se esmeró, hasta más allá de lo prudente (según nosotros) por ser útil (y vaya que lo fue) hasta su último día, pero con plena conciencia de que era un “prescindible”, ante Dios y ante los demás. Le gustaba también a Miguel recordar unas palabras de san Ignacio que hacía propias san Alberto Hurtado: “Hacer todo como si dependiera de mí, sabiendo que finalmente todo depende de Dios”.

Jugando con las palabras, uno podría decir: “Los hombres verdaderamente imprescindibles son aquellos que se saben del todo prescindibles”. Éstos son los que sirven, los que de veras son útiles. Hoy me quedo, para esta semana que comienza, con este sencillo recuerdo de mi hermano y amigo Miguel, que tanto ejemplo nos dio de un seguimiento esforzado y fiel de su único Señor Jesús.

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