16 de agosto de 2010

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

En pleno Mes de la Solidaridad

Por Enrique Moreno Laval sscc


Ya hemos recorrido la mitad de Agosto, el Mes de la Solidaridad. El miércoles 18 celebraremos la memoria de san Alberto Hurtado, quien ha inspirado en esa fecha el Día nacional de la Solidaridad. Mientras tanto, no faltan las ocasiones para ser solidarios, y nuestra parroquia junto a las otras cinco parroquias del decanato Santa Rosa Norte estamos mirando hacia el sur, a la región del Maule, donde en San Javier se nos ha designado una “parroquia hermana” a quien ayudar después del terremoto. Para eso, nos estamos empeñando en juntar víveres y en juntar dinero para comprar materiales de construcción y algo de carbón. Todo ayuda, nada es despreciable cuando se quiere colaborar con hermanos que llevan seis meses sufriendo desde el sismo del 27 de febrero.


Por otro lado, el corazón sigue apretado con la situación de los mineros en Atacama. Siguen atrapados a 700 metros de profundidad. Recién se podría tomar contacto con ellos este martes 17. Los expertos están pesimistas: dicen que existe sólo un 2 % de probabilidad de encontrarlos con vida. La solidaridad para con ellos y sus familias nos lleva a lo que podemos hacer desde acá: a orar insistentemente para que, sea lo que sea, todos tengamos valor para enfrentarlo, y los que tienen poder y responsabilidad sobre lo ocurrido, cambien sus criterios y se decidan de una vez a humanizar la vida. Una sola persona humana vale más que todas las riquezas de todas las minas del mundo.


Ayer domingo celebrábamos una fiesta de María y el texto del evangelio (Lucas 1, 39-56) nos describía a esa “pequeña servidora” que es María corriendo presurosa y solidaria a auxiliar a su prima Isabel, expuesta a un embarazo de alto riesgo. No le importa estar ella misma embarazada y subir y bajar montañas. Lo que importa es la otra persona. Al producirse el encuentro de las futuras madres con sus hijos en sus vientres, María proclama al Dios en quien cree: es un Dios de misericordia, preocupado de los pequeños, de los humillados, de los hambrientos, y lejano de los soberbios, de los poderosos y sus tronos, de los ricos encerrados en su riqueza. Un ejemplo claro y contundente para nuestro Chile de hoy, en pleno Mes de la Solidaridad.

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