9 de agosto de 2010

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

Accidente en Atacama no fue casualidad

Por Enrique Moreno Laval sscc

La noticia que nos ha golpeado en la semana que acaba de terminar, no es otra que el accidente sufrido por 33 mineros de Atacama en la mina San José. Una noticia “en desarrollo”, como se dice en prensa, porque se asegura que el eventual rescate duraría todavía varios días.

¿Un accidente casual? Quiero afirmar tajantemente que no. No fue un accidente casual. Fue más bien un accidente “causal”, es decir, que tiene una o varias causas evidentes. De partida la falta de seguridad en las faenas: se dice que la ley exige en cada pique minero dos aberturas de entrada o salida, en vistas de cualquier emergencia. La mina San José disponía tan sólo de una de ellas. Se agrega que esta misma mina, o sea la empresa que la explota y administra, ya había sido penada por irregularidades, no corregidas; y sin embargo continuaba funcionando. Y uno, naturalmente, se pregunta por qué las autoridades pertinentes lo permitieron. Las preguntas pueden seguir: ¿por qué la empresa no invirtió en medidas de seguridad? ¿Sería demasiado caro? Aunque resultara riesgoso ¿era mejor seguir así no más? ¿Para qué arriesgar las ganancias si, finalmente, los viejos de la mina se las arreglan de cualquier manera? Experiencia tienen…

En el Evangelio de la eucaristía dominical de ayer domingo 8, la liturgia nos ponía al frente una de esas frases tremendas de Jesús: “donde está tu tesoro, ahí estará tu corazón” (Lucas 12, 34). Ninguno de nosotros podría ahorrarse esta pregunta a partir de la propia experiencia, pero también a partir de nuestra experiencia como sociedad. ¿Por qué sigue habiendo tanta pobreza? ¿No será porque algunos con poder han puesto su tesoro en sus dineros, en sus bienes, en sus ganancias, y por lo tanto allí mismo han puesto su corazón?

Y en la mina San José, ¿no será que sus dueños (quizás buenas personas) pusieron su tesoro en resguardar lo suyo, sus capitales, sus ingresos, sus beneficios económicos, y no pusieron su tesoro en lo más grande que tenemos los humanos que son las personas? Si hubiesen puesto su tesoro en las personas, en ellas habrían puesto también su corazón. Y al ponerlo en ellas, este lamentable accidente no se habría producido. No, no fue un accidente casual: tuvo causas que en los días que vengan habrá que esclarecer. Mientras tanto, aprendamos la lección…

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