5 de diciembre de 2011

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentendo el día a día

A LA MANERA DE JUAN…
Por Enrique Moreno Laval sscc

En todas las cosas de la vida, si queremos que resulten, deben ser bien preparadas. Este es un principio que no falla. Cuántas veces hemos comprobado, por el contrario, que cuando hemos caído en la improvisación, hemos sufrido inconvenientes, frustraciones y fracasos. Y no todo tiene un buen arreglo. Hay desarreglos que son irreversibles. Y entonces, ¿qué hacemos…?
Algo parecido ocurre con el reino o reinado de Dios, del que tanto nos habló Jesús.

Hay que preparar sus caminos, rellenar los baches, allanar los montículos, enderezar los senderos. Y esto exige mucha observación, vigilancia atenta, buena disposición para el trabajo, creatividad, imaginación, planificación adecuada y definición de tiempos y plazos. El objetivo final ya está claro: llevar a plenitud ese reinado de nuestro Dios, que consiste en conseguir cuanto antes una humanidad reconciliada, justa, fraterna, igualitaria, donde la vida sea para todos una oportunidad llena de dignidad.

Cada uno de nosotros, cada una de nuestras comunidades cristianas, debería proceder de esta manera. A la manera de Juan el bautista, según nos proclamaba ayer el evangelio del segundo domingo del adviento. Juan se presentó como el mensajero que venía delante del Señor para prepararle el camino. Según él mismo, la manera de preparar dicho camino era (y sigue siendo) la “conversión”. Es decir, el cambio de actitud frente a Dios y frente a los demás, la mirada distinta que permita verlo todo y sentirlo todo con los ojos y el corazón de Dios.

Ayer mismo me escribía un querido amigo que, al fin, ha logrado recuperarse de su problema alcohólico. “Soy un simple y pobre ser humano –me decía, que necesito apoyo para lograr reconciliarme conmigo mismo y con los demás. Lo estoy recibiendo de un grupo de Alcohólicos Anónimos. No te imaginas la felicidad que  siento cuando voy consiguiendo mi recuperación. Ahora mismo voy a hablar con una persona que también quiere rehabilitarse…”

Me sirvió esta sencilla y honesta comunicación para pensar de que por ahí va eso que llamamos conversión. Algo que siempre es posible. Es cosa de querer, pero apoyado por otros, para buscar esa otra manera de vivir. Es conseguirlo y llamar a otros a hacer la misma experiencia. A la manera de Juan el bautista, profeta de este adviento.

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