21 de marzo de 2011

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

Año pastoral 2011

Por Enrique Moreno Laval sscc

El reciente sábado 19 de marzo, fue un día muy importante para nuestra Iglesia de Santiago. Ese día, durante toda la mañana, unos dos mil agentes pastorales nos reunimos con el arzobispo Ricardo Ezzati para dar comienzo oficial al año pastoral 2011.

Fue una fiesta hermosa. No sólo hubo una muy buena concurrencia sino, sobre todo, mucha alegría y entusiasmo por estar juntos, por sentirnos caminando como Iglesia conducidos por el nuevo pastor que había llegado a acompañarnos en enero pasado. El propio arzobispo Ezzati señaló con énfasis que, para él, éste era “un día de mucha esperanza, de una esperanza grande, al comenzar mi tarea junto a la Iglesia de Santiago, contando la certeza de que es el Señor quien nos va acompañando en el camino”.

Uno de los acentos expresados en esa mañana tuvo que ver con la “comunión misionera”. Este concepto nos lleva a considerar una serie de actitudes importantes que no pueden faltar en el caminar de nuestras comunidades: contemplar siempre a Jesús, profundizar nuestra participación comunitaria, entrar en comunión con nuestros vecinos y con nuestras organizaciones vecinales, ampliar nuestra mirada a las necesidades de comunión de quienes son parte de nuestro país. Se señalaron también algunos grupos prioritarios que deben recibir de nosotros unos especiales gestos de comunión: los separados, los encarcelados, los emigrantes, los jóvenes vulnerables. ¿Cómo responderemos a todo esto como parroquia?

Destaco finalmente un hecho significativo de esa mañana del 19 de marzo. Dos veces, en una presentación sobre la historia de la Iglesia de Santiago y en un video sobre la misión continental, apareció la imagen del padre Esteban. Cuando se mostró por primera vez, un espontáneo murmullo recorrió toda la asamblea. ¿Por qué lo destaco? Porque, gracias a Dios, ya es un hecho que el padre Esteban se ha situado en el corazón mismo de la Iglesia de Santiago: ya no le pertenece sólo a la Congregación de los Sagrados Corazones, no sólo a las parroquias San Pedro y San Pablo o San Damián de Molokai, nos pertenece a todos los que vamos viendo en él un verdadero testigo de Jesús para nuestros días.

Continuemos, pues, nuestra Cuaresma, animados por estas vivencias que nos llenan de ánimo y de esperanza.

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