24 de enero de 2011

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

UN SANTO ENTRE NOSOTROS

Por Enrique Moreno Laval sscc

El próximo jueves 27 de enero de 2011, desde las 10 de la mañana, ocurrirá un hecho de especial relevancia para nosotros en las oficinas del arzobispado de Santiago. De gran importancia para todos los que al conocer al padre Esteban Gumucio (o que sin conocerlo personalmente), hemos llegado a quererlo como un acompañante habitual de nuestras vidas de creyentes.

Ese día a esa hora, el actual arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati Andrello, procederá a dar por finalizada la etapa diocesana de investigación sobre la vida, virtudes y fama de santidad del siervo de Dios Esteban Gumucio. ¿Qué significa esto: un simple hecho burocrático y protocolar? No, muchísimo más que esto. Significa, ni más o menos, que la Iglesia de Santiago, a través de sus legítimos pastores, establece oficial y solemnemente que, después de haber investigado acuciosamente la vida del padre Esteban, ha llegado a la conclusión de que se trata de un hombre santo. Y con esta convicción envía ahora todos los antecedentes recogidos a la sede de la Iglesia en Roma, para que esta misma instancia a través de los organismos competentes ratifique para la Iglesia universal la conclusión a la que ha llegado la Iglesia particular de Santiago.

Esto es de la mayor relevancia para nosotros, quienes formamos parte de la Parroquia San Pedro y San Pablo y de la Congregación de los Sagrados Corazones, pero no sólo para nosotros. Es todo el Pueblo de Dios el que se beneficia de esta certeza de que hubo un santo entre nosotros, y que sigue estándolo en su espíritu y a través de la memoria de su vida y de sus escritos que nos acompañan. Es momento de dar gracias a Dios por él y gracias a Dios por todos los que aportaron su esfuerzo para que este reconocimiento fuera posible. La iniciativa del cardenal Errázuriz, la ratificación ahora del arzobispo Ezzati, el trabajo incansable del juez que investigó, el padre Jaime Correa junto a su equipo, se han unido al testimonio de tantos que día tras día dan fe de la fama de santidad bien ganada que el padre Esteban tiene entre nosotros. Sabiamente lo dijo un día el cardenal Errázuriz: “El primero que beatifica es el pueblo. Sin ese primer paso yo no habría podido dar este otro”.

Nos queda tarea. ¿Cuál tarea? Llevar adelante cada uno su propio camino de santidad, porque todos estamos llamados a ella. El padre Esteban se nos adelanta en el camino, “fijos los ojos en Jesús”, y nos enseña cómo recorrerlo de principio a fin.

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