29 de noviembre de 2010

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

Tiempo de Adviento

Por Enrique Moreno Laval sscc

Ayer domingo ha comenzado el Adviento y todo nuestro espíritu cristiano debería movilizarse con una energía renovada y entusiasta. Es un tiempo para soñar, para no parar de soñar. Para soñar como soñaba el profeta Isaías, según la lectura de la eucaristía del mismo día de ayer: soñar con que todos los pueblos de la tierra se reunían sobre una alta montaña en la Casa del Señor, donde Dios les enseñaba sus caminos y los pueblos los seguían; soñar con una historia donde las espadas, armas para la muerte, se convertían en arados, instrumentos para la vida, y las lanzas en podaderas; soñar con que nunca más una nación empuñará la espada contra otra, y que por lo mismo nadie ya tendrá que adiestrarse para la guerra, porque sólo habrá paz, sólo paz.

El sueño de Isaías es un sueño fantástico. ¿Irrealizable quizás? Literalmente, puede ser irrealizable, pero es un sueño indispensable para que vayamos todos caminando hacia su mayor realización posible, con decisión y sin demora. No se puede vivir sin sueños. No se puede soñar sin empezar a convertir al menos algo de ese sueño en realidad.

Pero, para realizar los sueños, hay que estar despiertos –lo decía en apóstol Pablo en la segunda lectura de ayer. Y Jesús, en el evangelio, nos decía: estén prevenidos, es decir, estén atentos, vigilantes, preparados; no sea cosa que les ocurra lo que en tiempos de Noé, cuando la gente ni sospechaba lo que podría suceder; y que no les pase lo de aquel que, sabiendo a qué hora vendría el ladrón, no supo cuidar su casa.

Para todo esto es el tiempo del Adviento, como preparación de la Venida del Señor. No dejemos de soñar, no paremos de soñar hermosos y grandes sueños para nosotros, para nuestras familias, para nuestra comunidad, para nuestra Iglesia, para nuestro país, para nuestro mundo. Pero empecemos ya, aquí y ahora, a hacer algo muy concreto para que en este tiempo adelantemos el tiempo final, cuando Dios sea todo en todos.

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