22 de noviembre de 2010

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

Viviendo días de retiro

Por Enrique Moreno Laval sscc

Durante este reciente fin de semana, sábado 20 y domingo 21 de noviembre, veinte personas de nuestra parroquia San Pedro y San Pablo, vivimos intensas horas de retiro espiritual en la casa Padre Damián de la comuna de Peñalolén. Este pequeño pero significativo grupo dio a entender con esto lo importante que es para nuestra vida cristiana hacer un corte, de tiempo y de espacio, para dedicarse exclusivamente a encontrarse con el Señor, en compañía de otros hermanos y hermanas.

Después de la misa del alba, celebrada ese sábado en la capilla de la CEB María de Guadalupe, partimos juntos hacia el lugar indicado. Una vez allí, iniciamos nuestros momentos de reflexión y oración, combinando momentos de trabajo personal con otros de compartir en grupos. El primer tema estuvo centrado en “encontrarnos con Jesús”: un texto clave fue aquel en que Jesús se encuentra con un ciego y le pregunta, “¿qué quieres que yo haga por ti?” Desde nuestra propia experiencia, desarrollamos nuestro personal encuentro con el Señor.

El siguiente tema estuvo centrado en “encontrarse cada uno consigo mismo”. Fuimos invitados a descubrir nuestro desorden interior y a generar un vivo deseo de poner orden en nuestra vida. Nos topamos con aquella actitud profunda que llamamos pecado, pero se nos animó a mirar mucho más la misericordia de Dios para con nosotros.

Por la tarde, profundizamos en dos momentos sobre lo que significa “seguir a Jesús en comunidad”, animados por una lista de textos del Evangelio acerca de lo que es y no es la comunidad de Jesús. Otros textos, esta vez del apóstol Pablo, nos entregaron elementos para vivir con veracidad la comunión propia de los seguidores de Jesús. Finalizamos el día con un tiempo de adoración ante el santísimo sacramento.

El domingo estuvo dedicado al tema de “seguir a Jesús en la misión”. Entendimos mejor lo que significa la misión: ser, ante todo, testigos con nuestra vida del Evangelio del Señor, en vistas de humanizar la vida de la gente. Entendimos mejor que se trata de proponer a Jesús, sin imponerlo, validando la propuesta con nuestro propio ejemplo de vida. Esto implica exigencias que nos dispusimos a asumir. La eucaristía dominical, celebrada familiarmente entre todos, selló una experiencia de compartir la fe que nos hacía falta y que quisiéramos repetir más a menudo. Damos gracias a Dios por todo.

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