23 de agosto de 2010

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día


¡Están vivos!

Por Enrique Moreno Laval sscc

La noticia del comienzo de la tarde de ayer domingo nos hizo llorar de alegría. ¿Quién no se emocionó al ver esos abrazos tan intensos, al oír esos gritos de tanto gozo, al palpar ese entusiasmo por la vida recobrada, al leer esas pocas pero tan definitivas palabras: “Estamos bien en el refugio los 33”?

Lo esencial de la historia volvía a su centro. Es decir, a la preocupación por la persona humana, por el otro, sin distinciones de ningún tipo, valorando tan sólo la vida por la que todos teníamos que jugarnos sin reservas. Algunos, allá mismo en la boca de la mina: otros, desde acá, orando en el anhelo por encontrar a esos hermanos mineros con vida. Haciendo fuerza solidaria, unidos todos, reunidos, más allá de credos religiosos o ideologías políticas, sólo con la buena voluntad de la gente buena que somos todos.

En el texto del Evangelio de ayer domingo 22 de Agosto, los discípulos preguntaban a Jesús: “¿Son pocos los que se salvan?” Y Jesús respondía como si la pregunta fuera otra. No responde “cuántos” se salvan sino “cómo” uno se salva. Y dice: “Traten de entrar por la puerta estrecha”. La puerta estrecha no indica otra cosa que el camino esforzado por vivir el Evangelio a fondo, con empeño, con esfuerzo, con veracidad, con todas sus consecuencias. Es decir, con un amor entero que tan sólo mira hacerle el bien al otro, amarlo, con el mismo amor de Dios expresado en esa entrega extremada del amor de Jesús. El tránsito fácil por la puerta ancha no es el camino de los discípulos de Jesús.

En cuanto a los mineros de Atacama, queda ahora una dura y larga tarea. Están vivos los 33, pero ahora hay que rescatarlos con vida. Pasada la euforia de la constatación de ayer, continúa una tarea aún más esforzada. Habrá que seguir empeñándose, pasando por la “puerta estrecha”. Pero habrá que seguir aprendiendo, interiorizando, las lecciones que nos está dejando este dramático episodio. Por un lado, la solidaridad a toda prueba que finalmente todo lo consigue. Pero, por otro, la indefensión en que viven tantos trabajadores que no son respetados en sus derechos laborales, por empresarios que, en la práctica, han optado por la puerta ancha de la ganancia fácil a costa de poner en riesgo la vida humana.

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