SAN PEDRO Y SAN PABLO: Nuestros Patronos.

Simón, pescador de Galilea. Hermano de Andrés. Fue llamado por Jesús para que fuera su discípulo y pronto se convirtió en el líder de los Doce. Fue el primero en reconocer que Jesús era el Mesías de Dios y estuvo con él en su Transfiguración. Pero el hecho principal de su vida y en donde radica su importancia está en que él es el designado por Jesús para que sea el Jefe de su pueblo. Simón será desde ahora en adelante Pedro, la Roca donde Jesús edificará su iglesia. Y es Pedro quien en el día de Pentecostés, inspirado por el Espíritu Santo, se levantará delante de Israel para proclamar a Jesús como el Hijo único de Dios. Pedro, quien negara a Jesús tres veces, quien se escondió cuando Cristo fue crucificado, es quien tomará la riendas de la naciente Iglesia y con valor proclamará al Resucitado hasta el día en que es crucificado de cabeza en Roma, entregando su vida siguiendo el señor.

PABLO:

Saulo de Tarso, judío ejemplar, fariseo de “tomo y lomo”, es el encargado de perseguir a los incipientes cristianos, que amenazaban con derrumbar el orden establecido en Israel. Él es quien esta junto a los maestros de la ley cuando estos asesinan a Esteban y aprueba esa conducta. Comienza a perseguir a los cristianos, lo que lo llevará a la ciudad de Damasco: es ahí donde el Señor le toca el corazón, a este ilustre fariseo, curtidor, de buen pasar económicamente, el Señor le da una orden. Él será de ahora en adelante quien llevará la buena noticia a todas 1as naciones del mundo. Él será quien comparta con los paganos a Jesús Resucitado. Él es Pablo, quien en sus viajes dará a conocer al Salvador, acompañará 1as Iglesias que comienzan a nacer fuera del territorio de Israel y sentará los estatutos de la Iglesia, enseñando y explicando esta noticia a través de sus cartas. Él será el jefe de la iglesia, quien el lado de Pedro, guiará al nuevo pueblo de Dios, y entregará su vida en Roma, decapitado, por su unión el evangelio y a sus hermanos.

Ellos son nuestros patronos, el Pescador y el Misionero. Somos por lo tanto, pescadores de hombres y misioneros con Cristo en la vida del Pueblo.