13 de junio de 2011

EL MENSAJE DE LOS LUNES: Desde la fe, comentando el día a día

Los frutos del Espíritu

Por Enrique Moreno Laval sscc

Acabamos de celebrar Pentecostés y con ello la presencia del Espíritu de Jesús en nuestra Iglesia. En cada una de nuestras comunidades, la celebración del domingo fue precedida por una vigilia que contribuyó a crear una renovada conciencia de la acción del Espíritu en nuestro camino cristiano. Seguramente se hizo alusión a los “siete dones del Espíritu Santo”, conforme a una larga tradición de la Iglesia que tiene su origen en un texto del profeta Isaías. Sin embargo, hay un texto del apóstol Pablo que puede ayudarnos bastante más.

Se trata de lo que escribe a los Gálatas (5, 22-23) y que menciona como “los frutos del Espíritu”. Y estos son: “amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, modestia y dominio propio”. Casi sería más correcto hablar de “el fruto del Espíritu” que, en definitiva, es el amor, porque todo lo demás no es sino un despliegue del mismo amor.

Vale la pena detenerse en cada uno de estos frutos. Nos daremos cuenta de lo útil que podría resultarnos hacer frecuentemente un examen de conciencia a partir de cada uno de ellos. Elijamos algunos, por ejemplo: ¿paciencia?, ¿amabilidad?, ¿fidelidad?, ¿dominio propio? Tantas veces nos domina la impaciencia, que bloquea nuestra capacidad de ser acogedores y amables. Otras muchas, no nos damos cuenta que la infidelidad se va dando en pequeños detalles diarios, hasta que llega a atentar gravemente contra nuestra posibilidad de ser felices. Y ¿el dominio propio, el dominio de sí mismo? Cuantas veces actuamos, reaccionamos, sin poder controlarnos, haciéndonos daños y dañando a otros.

¡Qué importante es entonces dejarnos guiar por el Espíritu de Jesús y vivir intensamente y con verdad cada uno de sus frutos! Podemos repasarlos, leerlos de nuevo, uno por uno, y disponernos a reconvertir nuestra vida como auténticos discípulos y discípulas del Señor. Sólo de este modo Pentecostés será algo más que una fiesta litúrgica. Será el comienzo de una vida nueva. Anhelemos una Iglesia conducida por el Espíritu.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias nuevamente Julio por publicar este texto tan lleno de amor y esperanza,y hacernos conscientes que debemos estar unidos y bendecirnos unos a otros como verdaderos hermanos,mirarnos con mucho amor y dejarnos guiar siempre por el amor de JESUS RESUCITADO.

Abrazos Rosana.

Publicar un comentario